Jesus Cries over Jerusalem
Reading: Matthew 23:37-39
Reflection
The Pharisees, Sadducees, legal experts, supporters of Herod and others have been out to get Jesus, have been attacking him with questions, and debates, trying to trip him up, trying to lead him into a trap that will discredit him before his disciples, his followers, and the excitable public. The majority of chapters 21-23 recount these discourses and Jesus’ response to their challenges. After nearly three chapters of this wrestling with the hypocritical piety of the religious elite, Jesus breaks out with the cry in Matthew 23:37-39, “Jerusalem, Jerusalem… How often I wanted to gather your people together, just as a hen gathers her chicks under her wings.”
We live with two affectionate and sweet boys! We understand the imagery of the mother hen drawing her precious chicks within her wings to offer reassurance, warmth, protection, and care. We could also factually state that we live with two very opinionated boys. Thus we also fully understand Jesus’ line, “But you didn’t want that.” Jesus’ interactions with the Pharisees, Sadducees, and others were not power struggles for Jesus. His criticisms were not word darts sent to retaliate against an enemy. Jesus’ critics are included in the Jerusalem he is crying out to. In many ways, they are the very face of Jerusalem! Jesus’ heart is breaking. Those whom he longs to gather together have pushed him away. Those who could be his greatest allies in spreading the good news of God’s kingdom have sought only to bring about his end.
Questions
- Have you ever been in a place where you could imagine Jesus crying out to you with arms held open, “My child, my child, how often I have longed to gather you to me and offer you love and safety, peace and hope. But you wouldn’t let me.”? Reflect on what held you back?
- Is there anything in your life right now that is holding you back or, following the charge Jesus placed to the Pharisees and legal experts in verse 13, is causing you to hold others back from the loving embrace of the Father?
Prayer
Jesus, I recognize that sometimes my zeal and fervor is no less than that of the Pharisees and Sadducees. Forgive me for the times when my zeal has been misplaced and I have pushed you away and blocked the path of those seeking you. I lament the blindness in myself during these times. I no longer wish to further my own agenda or establish my own kind of kingdom. Help me understand the ways of your kingdom. Help me rest in your embrace. Amen.
Lamento de Jesús por Jerusalén
Lectura: Mateo 23:37-39
Reflexión
Los fariseos, saduceos, expertos legales, partidarios de Herodes y otros se la tienen con Jesús, atacándolo con preguntas y debates para tratar de confundirlo, para tratar de que caiga en una trampa que lo desacreditaría frente a sus discípulos, sus seguidores y el público aspaventero. La mayoría de los capítulos 21-23 relatan estos discursos y las respuestas de Jesús a sus preguntas. Después de luchar con la piedad hipócrita de los líderes religiosos por casi tres capítulos, Jesús suelta este lamento en Mateo 23:37-39: “¡Oh Jerusalén, Jerusalén…! Cuántas veces quise juntar a tus hijos como la gallina protege a sus pollitos debajo de sus alas”.
Tenemos dos niños cariñosos y dulces. Entendemos la imagen de una gallina que desea proteger a sus pollitos preciosos debajo de sus alas para darles consuelo, calor, protección y cuidado. También podemos declarar que tenemos dos niños muy obstinados. Así que también podemos entender cuando Jesús dice: “pero no me dejaste”. Los encuentros entre Jesús y los fariseos, saduceos y otros no eran luchas de poder para él. Sus críticas no eran proyectiles verbales contra un enemigo. Los críticos de Jesús eran parte de la Jerusalén por la que él lamentaba. En muchas formas, ¡eran la cara de Jerusalén! El corazón se le estaba partiendo a Jesús. Aquellos que quería juntar lo estaban rechazando. Aquellos que hubieran sido sus mejores aliados para compartir las buenas nuevas del reino de Dios solo querían derrumbarlo.
Preguntas
- ¿Puedes recordar alguna ocasión cuando Jesús estaba rogándote con brazos abiertos: “Mi hijo, mi hija. Cuantas veces quise juntarte para ofrecerte amor y seguridad, paz y esperanza. Pero no me dejaste.”? ¿Qué es lo que te detuvo?
- Hay algo en tu vida en este momento que te está reteniendo, o (en forma similar a la acusación de Jesús contras los fariseos y expertos de la ley en versículo 13) está causando que tu retengas a otros del abrazo cálido del Padre?
Oración
Jesús, reconozco que mi entusiasmo y fervor son como los de los fariseos y saduceos. Perdóname por las ocasiones cuando he descolocado mi entusiasmo y me he alejado o bloqueado el camino de otros que te estaban buscando. Lamento mi ceguera durante esas ocasiones. No deseo promover mi propia agenda o establecer mi propio reino. Ayúdame a entender los caminos de tu reino. Ayúdame a descansar en tus brazos. Amen.